La Segunda Guerra Mundial contribuyó a que emergieran dos superpotencias
que buscaban repartirse el mundo: Estados Unidos y la URSS. La Sociedad
de Naciones, a la que se responsabilizó de contribuir a desatar la
guerra, fue reemplazada por la ONU. La carta de las Naciones Unidas se
firmó en San Francisco el 26 de junio de 1945.
En los Juicios de Núremberg y Tokio, parte de la jerarquía nazi y del Tenno
nipón fue juzgada y condenada por crímenes contra la humanidad. La
investigación científica y técnica, en su conjunto, se benefició de un
fuerte impulso en particular: el dominio del átomo tras el Proyecto Manhattan. También contribuyó a la creación del helicóptero, los aviones de reacción y la creación del ICBM.
En 1944, en Kohima tuvo lugar un duro enfrentamiento entre británicos y japoneses, que tras su derrota vieron frustradas sus intenciones de expandirse hacia la India. Considerada por los historiadores como el Stalingrado del Este por su crudeza, la batalla de Kohima acabó convirtiéndose en una sangrienta guerra de trincheras que algunos de los supervivientes compararon con algunas de las que se vivieron durante la Primera Guerra Mundial. La batalla de Kohima, que se desarrolló entre el 4 de abril y el 22 de junio de 1944, es un enfrentamiento frecuentemente olvidado en los mapas militares de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), aunque supuso un punto de inflexión en la contienda y resultó determinante para la victoria final de los aliados.
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